martes, 7 de mayo de 2013

DESCRIPCIÓN DE LAS PROBLEMÁTICAS AMBIENTALES


CONTAMINACIÓN DEL AGUA

Se entiende por contaminación del medio hídrico la acción y el efecto de introducir materias o formas de energía, o inducir condiciones en el agua que, de modo directo o indirecto, impliquen una alteración perjudicial de su calidad en relación con su función ecológica o usos posteriores.
Es muy fácil contaminar el agua cuando se encuentra en forma líquida y de vapor, pero no en estado sólido (hielo). Con frecuencia el sabor, el olor y el aspecto del agua indican que está contaminada, pero la presencia de contaminantes peligrosos sólo se puede detectar mediante pruebas químicas y biológicas específicas y precisas. Existen contaminantes físicos (líquidos y sólidos), químicos y biológicos.
Contaminantes físicos. Pueden ser líquidos insolubles o sólidos, tanto de origen natural, como diversos productos sintéticos, que son arrojados al agua como resultado de las actividades del hombre. Los principales contaminantes físicos del agua registrados actualmente, son espumas, residuos oleaginosos y el calor (contaminación térmica) entre muchos otros. Su principal impacto consiste en que afectan el aspecto del agua y cuando flotan o se sedimentan interfieren con la flora y fauna acuáticas. Contaminantes líquidos. Los contaminantes en forma líquida provienen de las descargas de desechos domésticos, agrícolas e industriales en las vías acuáticas, de terrenos de alimentación de animales, de terrenos de relleno sanitario, de drenajes de minas y de fugas de fosas sépticas, entre otros. Estos líquidos contienen minerales disueltos, desechos humanos y de animales, compuestos químicos sintéticos, y materia coloidal y en suspensión.
Contaminantes sólidos. Entre los contaminantes sólidos se encuentran la arena, arcilla, tierra, ceniza, materia vegetal agrícola, grasas, brea, papel, hule, plásticos, madera y metales, entre muchos otros tipos de residuos comúnmente arrojados a las fuentes y rondas.
Contaminantes químicos. Incluyen compuestos inorgánicos y orgánicos disueltos o dispersos en el agua, originados generalmente por los procesos productivos de las industrias, el consumo de sus productos y desechos, del metabolismo animal, y en menor frecuencia, por los volcanes. Los contaminantes inorgánicos provienen de descargas domésticas, agrícolas e industriales o de la erosión del suelo. Los más frecuentes son cloruros, sulfatos, nitratos y carbonatos. También desechos ácidos, alcalinos y gases tóxicos disueltos en el agua como los óxidos de azufre, de nitrógeno, amoníaco, cloro y sulfuro de hidrógeno (ácido sulfhídrico). Gran parte de estos contaminantes son liberados directamente a la atmósfera y bajan arrastrados por la lluvia. Esta lluvia ácida, tiene efectos nocivos que pueden observarse tanto en la vegetación como en edificios y monumentos de las ciudades industrializadas. Los contaminantes orgánicos provienen de los desechos humanos y animales, del producto de la descomposición de los mismos, de los restos de los mataderos, del procesamiento de los alimentos; de productos químicos industriales de origen natural como aceites, grasas, breas y tinturas; y de diversos productos químicos sintéticos como pinturas, herbicidas, insecticidas, entre otros. Los contaminantes orgánicos consumen el oxígeno disuelto en el agua y afectan la vida acuática (eutrofización).
Contaminantes biológicos. Incluyen hongos, bacterias y virus que provocan enfermedades; algas y otras plantas acuáticas. Algunas bacterias son inofensivas y otras participan en la degradación de la materia orgánica contenida en el agua.


INVASIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO

Muchas veces reparamos en la contaminación del aire, el suelo y el agua, sin percatamos de que existen otras formas perjudiciales de agresión a nuestro medio y a nosotros mismos, como la contaminación visual. Este tipo de contaminación se genera por cambios o desequilibrios del paisaje, ya sea natural o artificial, que afectan las condiciones de vida o las funciones vitales de los seres vivientes. Se presenta cuando hay excesos de información visual o publicitaria mediante sistemas informativos, luminosos o no, en forma de carteles, sobre muros, en las vías y otros lugares; por nuevas edificaciones o distorsiones en paisajes naturales que ahuyentan a los animales, y basurales que malogran el paisaje, entre otras cosas.
Nuestro cerebro tiene una determinada capacidad de absorción de datos. Los sentidos son los encargados de transmitir al cerebro toda la información que perciben del entorno. Entre ellos, el sentido de la vista es uno de los más complejos y de los que mayor incidencia tiene en la percepción global del entorno, y por lo tanto, en las reacciones psicofísicas del hombre.
Cuando una imagen supera el máximo de información que el cerebro puede asimilar, se produce una especie de “stress” visual, el panorama perceptual se vuelve caótico y la lectura ordenada del paisaje se hace imposible. Por otro lado, cuando la riqueza de la imagen no alcanza un mínimo de información, la atención decae. De este modo podemos definir la complejidad visual como un proceso que oscila entre el desorden y la monotonía perceptual.

RESIDUOS SÓLIDOS

Un residuo sólido es cualquier objeto, material, sustancia o elemento sólido resultante del consumo o uso de un bien en actividades domésticas, industriales, comerciales, institucionales o de servicios; que el generador abandona, rechaza o entrega, y que es susceptible de aprovechamiento o transformación en un nuevo bien, con valor económico o de disposición final.[1]
La contaminación por residuos sólidos se presenta cuando el volumen de los residuos crece de forma desmesurada, lo que incrementa su toxicidad y la convierte en un gravísimo problema para la sociedad y el medio ambiente.
Clasificación de los residuos sólidos

Según la normatividad colombiana, los residuos sólidos pueden clasificarse en orgánicos, inorgánicos, peligrosos y especiales.
Residuos orgánicos. Son biodegradables, es decir que se descomponen naturalmente. Son aquellos que tienen la característica de poder desintegrarse o degradarse rápidamente, transformándose en otro tipo de materia orgánica; entre ellos se cuentan los restos de alimentos, el papel, la madera, el cartón y los residuos de poda de jardines, entre otros.
Residuos no orgánicos (o inorgánicos). Son los que por sus características químicas sufren una descomposición natural muy lenta como las latas, vidrios, gomas, plástico e icopor.[2] Muchos de ellos son de origen natural pero no son biodegradables, por ejemplo los envases de plástico e icopor. Generalmente, se reciclan a través de métodos artificiales y mecánicos. En muchos casos es imposible su transformación o reciclaje; esto ocurre con el telgopor, que seguirá presente en el planeta dentro de 500 años.
Peligrosos. Son residuos o desechos que por sus características corrosivas, reactivas, explosivas, tóxicas, inflamables, infecciosas o radiactivas, pueden causar riesgo o daño para la salud humana y el ambiente. Así mismo, se consideran residuos o desechos peligrosos los envases, empaques y embalajes que hayan estado en contacto con ellos.[3] Entre estos encontramos, baterías, solventes, productos sanitarios (papel higiénico, toallas higiénicas, pañales), desechos hospitalarios e industriales, buena parte de los desinfectantes, limpia hornos, lejía, detergentes, desengrasantes, blanqueadores, destapadores de cañerías y demás productos de limpieza que se emplean en el hogar y terminan en el desagüe, contaminando gravemente las aguas residuales, además, siempre queda un resto en el envase que normalmente termina en el cesto de la basura.
Especiales. Son todos aquellos que por sus características requieren de una disposición final especial debido a su gran tamaño y volumen, como colchones, residuos de construcción, demolición y residuos de poda de árboles, entre otros.
Ciclo de vida de los residuos
Para lograr un manejo integral de los residuos sólidos en la institución, es indispensable conocer el ciclo de vida de los mismos, con el fin de analizar qué pasos se pueden adoptar, hasta dónde se puede llegar y la disposición final que se le pueden dar.
Reducir – Evitar – Cultura de la no basura. Es el conjunto de costumbres y valores de una comunidad que tienden a la reducción de las cantidades de residuos generados por sus habitantes, en especial los no aprovechables; y al aprovechamiento de los residuos potencialmente reutilizables
Recuperar. Es la acción que permite seleccionar y retirar los residuos sólidos que pueden someterse a un nuevo proceso de aprovechamiento, para convertirlos en materia prima útil en la fabricación de nuevos productos, en otras palabras, es no desperdiciar las materias primas sino generar otros procesos como son:
Reuso. Usar nuevamente el residuo en su función original. Ej: Volver a envasar agua en una botella plástica de agua para consumo personal.
Reutilización. Es la prolongación y adecuación de la vida útil de los residuos sólidos recuperados, que mediante procesos, operaciones o técnicas, devuelven a los materiales su posibilidad de utilización en su función original o en alguna relacionada, sin que para ello requieran procesos adicionales de transformación. Ej: Sembrar plantas en una botella plástica de agua.
Reciclaje. Es el proceso mediante el cual se aprovechan y transforman los residuos sólidos recuperados y se devuelve a los materiales su potencialidad de reincorporación como materia prima para la fabricación de nuevos productos. Ej: Picar la botella plástica de agua, para venderla como plástico de menor densidad.
Disponer. Es el proceso de aislar y confinar los residuos sólidos, en especial los no aprovechables, en forma definitiva, en lugares especialmente seleccionados y diseñados para evitar la contaminación y los daños o riesgos a la salud humana y al ambiente.
Eliminar. Es cualquiera de las operaciones que pueden conducir a la disposición final o a la recuperación de recursos, al reciclaje, a la regeneración, al compostaje, la reutilización directa y a otros usos.[4]


[1] Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. Decreto Número 1713 DE 2002. Diario Oficial No. 44.893, de 07 de agosto de 2002
[2] Su composición es de cadenas carbonadas pero se degradan en un periodo muy largo de tiempo.
[3] Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. Decreto Número 4741 de 2005. 30 dic 2005

[4] Op. Cit. Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. Decreto Número 1713 de 2002

No hay comentarios:

Publicar un comentario